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Escenas de la vida parroquial

Título Original: Scenes of Clerical Life
Autor: George Eliot
Género: Novela
Temática: Drama, realista.
Idioma Original: Inglés
Año Publicación: 1858

"¡Pobres corazones femeninos! Dios me libre de reírme de vosotros, y de hacer bromas de mal gusto sobre vuestra vulnerabilidad ante el sexo clerical, como si no hubiera nada más profundo o hermoso en ella que la vulgaridad de buscar un marido. Incluso en estos tiempos ilustrados, a más de un hombre del clero que, considerado en abstracto, no es más que un elegante animal de dos manos con un corbatín blanco, con ideas más o menos anglicanas, y aficionado en secreto a la flauta, lo adora una jovencita con unos hermanos rudos y groseros, o una mujer solitaria que quiere dedicarse en su compañía a las buenas obras, solo porque les parece un modelo de refinamiento y de utilidad pública. Qué tiene de extraño, entonces, que en la sociedad de Milby, tal como he contado que era hace muchísimos años, un ferviente clérigo evangélico, de treinta y tres años, desatara las pequeñas agitaciones que pertenecen a la necesidad divina de amar, tan arraigada en las señoritas Linnet, con sus siete u ocho lustros y sus rizos pasados de moda, como en la señorita Eliza Pratt, con su esplendorosa juventud y sus grandes tirabuzones."

MI LECTURA:

En 1856 y a sus 37 años, Marian Evans siente el gusanillo de escribir ficción. Había escrito numerosos artículos para The Westminister Review, entre el que se encontraba su ensayo Las novelas tontas de ciertas damas novelistas publicado en 1856. Tenía muy claro sobre lo que quería escribir, pero le faltaba un pequeño empujoncito que relegará su inseguridad a un cajón.

Fue durante una breve estancia en Alemania junto a su pareja George Henry Lewes, filósofo y crítico literario, cuando Marian decidió compartir con éste un borrador de la historia del reverendo Amos Barton. Tras leérsela a Lewes, éste la animó a desarrollar la narración. Y aún sus miedos sobre su capacidad para generar acción dramática, a su regreso a Inglaterra, Marian se puso a ello y escribió su primera historia de ficción El triste destino del reverendo Amos Barton.

Gracias a la representación de Lewes y a la calidad del relato, la narración se publica por entregas en el Blackwood's Edimburgh Magazine en 1856. Le seguirán dos relatos más La historia de amor del señor Gilfil (1857) y El arrepentimiento de Janet (1857). Todos ellos publicados de forma anónima.

Son estos tres relatos los que aglutina el sello Blackwood & Sons en dos volúmenes impresos en 1858 bajo el título Escenas de la vida parroquial. Y en esta ocasión, sí se publicarán firmados, pero bajo el seudónimo de George Eliot.

Ilustración Hugh Thomson
Fuente: Archive.org
Las tres historias se desarrollan en la Inglaterra de provincias donde el mundo clerical  marca el calendario y la vida social de sus feligreses. Y es que la vida de la Inglaterra del siglo XIX gira entorno a esas misas de domingo en la iglesia donde el pueblo se reune, no únicamente para recibir adoctrinamiento religioso, sino también para relacionarse con sus vecinos. Las actividades sociales giran entorno a este centro eclesiástico que solidariza y sociabiliza a sus fieles.

Inglaterra está en un momento de cambios y entre ellos aparecen nuevas corrientes religiosas. Si bien la iglesia anglicana es la corriente oficial, es también la iglesia que representa y defiende los intereses de la alta clase social. La Revolución Industrial, las teorías evolucionistas de Darwin, todo contribuye a la secularización de algunos aspectos religiosos que no son cercanos a la gran clase trabajadora. Es en este espacio donde se desarrollan las iglesias que se aglutinan bajo el título de la Disidencia. Y es todo este caldo de cultivo el que hace muy interesante esta cambiante sociedad inglesa.

Y quién mejor para mostrarnos esta comunidad que gira alrededor de la iglesia que Marian Evans, una joven que conoce muy bien las diferentes doctrinas religiosas que se baten por ganar su espacio dentro de la sociedad. Pero sus relatos no nos traen únicamente la vida clerical, sino la vida de provincias, de sus gentes y de sus problemas sociales y económicos.

Pero volvamos un momento al aspecto eclesiástico. En Escenas de la vida parroquial nos encontramos tres relatos con tres curas muy diferentes. Amos Barton es un párroco incapaz de transmitir su mensaje religioso. Vive en un mundo de ideas y es incapaz de ver la realidad que le rodea. Es por ello, que no es muy querido por sus feligreses. Pero sus vecinos lo aceptan y lo soportan, gracias a la bondad que emana su mujer Milly.

Por otro lado, encontramos a Gilfil un reverendo querido y con una gran oratoria, pero en su historia cobra más protagonismo su amada Caterina que él mismo. Y por último, tenemos al reverendo Tryan un reverendo evangelista. El único cuya empatía es capaz de tocar los corazones de sus feligreses y ayudarlos con el consuelo de sus palabras. Pero al igual que ocurre con las otras dos historias, en ésta es Jane la verdadera protagonista.

Milly y la condesa Czerlaski - Ilustración Hugh Thomson
Fuente: Archive.org
Así que como podéis observar, en el fondo estamos ante historias de reverendos cuyas protagonistas indiscutibles son sus personajes femeninos.

En El triste destino del reverendo Amos Barton, Milly es una mujer honrada y trabajadora que pese a la pobreza y escasez en la que vive junto a su marido, Amos Barton, nunca se queja y siempre tiene palabras amables para todos. A su lado, Eliot sitúa a la condesa Czerlaski una mujer frívola y egoísta que carece de riquezas y que no para de quejarse de su destino. La esritora hace de ella una caricatura, ridiculizando la nobleza de estatus y ensalzando la nobleza de espíritu de Milly.

En La historia de amor del señor Gilfil hay que destacar la gran capacidad de George Eliot para reflejar el desaliento y el dolor por el amor no correspondido, pero no el del señor Gilfil, sino el de Caterina. Una joven italiana que al quedarse huérfana es acogida por un baronet y su mujer. Este relato se centra en sus sentimientos y como afectan estos a sus actos.

Eliot vuelve a criticar en este relato a la clase noble, ya que aún criando a Tina como una hija, los barones nunca la adoptan legalmente para reconocerla y darle los mismos privilegios que si hubiera sido hija biológica. Además, la baronesa nunca le muestra un gesto de cariño. Quizás ésta es la historia que más me ha sorprendido y gustado de las tres, por la sensibilidad narrativa con la que transmite Eliot algo tan complejo como la desesperanza y el amor imposible, o no depende como se mire.

En el último relato, la protagonista es Jane. Una mujer maltratada por su marido que cae en la bebida para hacer más llevadera su triste vida. A pesar de su desgracia, su corazón es noble y está siempre dispuesta a ayudar a los demás. Su arrepentimiento no se refiere a la elección libre de su marido, que pese a lo acostumbrado en la época no fue un matrimonio pactado, simplemente tuvo la mala suerte de elegir mal. Su arrepentimiento, su vergüenza lo que la atormenta moralmente es su alcoholismo.

Luego hay otros personajes que forman el grupo, la sociedad, los chismorreos, los juicios de valor marcados por la especulación, el perdón, la condena y otros muchos aspectos que forman la atmósfera de la comunidad a la que pertenecen los protagonistas. Esta colectividad podría tratarse como un protagonista en sí mismo, pero no sería justo definirla así. Eliot da a todos sus personajes características que diferencian sus individualidades y los hace únicos los unos de los otros, incluso en ocasiones difieren sobre sus opiniones respecto a los otros.

No hay una visión única, aunque a veces sí una opinión pública algo generalizada sobre un personaje u otro. Pero siempre hay una persona, con una visión diferente que da ese contrapunto que lleva al lector a la reflexión. A veces es incluso el mismo narrador con sus comentarios personales quién conduce a esa meditación. Como curiosidad, en la historia de Janet, el narrador a veces se identifica como un personaje más, un observador más dentro de la historia.

Algunos de los personajes aparecen en todas las historias como por ejemplo el médico, el Sr. Pilgrim. De hecho hay una gran representación de las diferentes partes que conforma una sociedad de provincias de la Inglaterra del siglo XIX con sus estamentos y profesiones.

Eliot tenía pensado seguir relatando historias de las ficticias Shepperton y Milby y de sus alrededores, pero no quiso continuar por pequeñas desavenencias con John Blackwood quien no veía con buenos ojos la incursión de las corrientes disidentes y la crítica a la Iglesia Anglicana que en el relato El arrepentimiento de Janet eran muy evidentes.

Janet y el reverendo Tryan
Ilustración Hugh Thomson
Fuente: Archive.org

Tampoco le gustó mucho el tema del alcoholismo femenino y del maltrato a la mujer, temas bastante tabúes en esa época. Como nos muestra la autora, en realidad estas cosas todo el mundo las sabe, pero todos las consienten y callan, incluso la propia víctima. Eliot da la oportunidad a Janet de salir de su desgracia por sí misma y con ayuda de un reverendo evangelista, cosa que no gustó mucho a la editorial. El hecho de abandonar el hogar por parte de la mujer estaba muy mal visto. Así que según nos explica en sus diarios y cartas, Eliot decidió dejar estas historias aquí. La verdad no sé si había algo más para no continuar, sólo ella lo sabe. Lo que sí es verdad es que la carga moral que transmiten sus relatos pueden ser un jarro de agua fría para aquellos que quieren mirar a otro lado y no ver los problemas reales de la sociedad.

Como ella misma nos dice en su relato El triste destino del reverendo Amos Barton;

"¡Dios nos libre! En vista de que no tengo demasiada imaginación, como puedes ver, y soy incapaz de inventar emocionantes peripecias para entretenerte, mi único mérito debe residir en la veracidad con que represento la humilde experiencia de un mortal como cualquier otro. Deseo que despierten tu compasión las preocupaciones más corrientes —que llores por sufrimientos reales: sufrimientos que podrían ser de tus vecinos—, esas que no visten terciopelos ni harapos, sino atavíos normales y decentes."

Y llegados aquí, destacar las incursiones de la autora a través del narrador. Según mi humilde opinión, a veces reflejan parte de la inseguridad de la autora, en varias ocasiones hace referencia a la posibilidad que el lector deje la lectura. Pero eso sí, con un toque de ironía desafiante y divertida que lo que consigue es enganchar al lector a la historia y hacerlo cómplice de la narración. Muchas veces da la sensación que el narrador y el lector son observadores de una escena en la que no pueden intervenir, son meros testigos de las situaciones descritas. Algunas inspiradas en hechos reales como el caso de Jane.

Un ejemplo en  La historia de amor del señor Gilfil;

"Y, con estas palabras, soy consciente de correr el riesgo de alejar a todas mis lectoras refinadas, y matar completamente la curiosidad que pudieran sentir por los detalles de la historia de amor del señor Gilfil. «¡Ginebra con agua! ¡No puede ser! Es como si pidiera que nos interesáramos por la historia de amor de un fabricante de velas, que hiciera la imagen de su amada con sebo derretido y unos moldes».

Pero, en primer lugar, queridas damas, dejadme alegar que la ginebra con agua, como la obesidad, la calvicie o la gota, no excluye un gran número de historias de amor previas, como tampoco los rizos falsos, primorosamente hechos, que algún día adornarán vuestra frente excluirán las trenzas menos costosas que tenéis ahora. ¡Ay, ay! Nosotros, pobres mortales, a menudo somos solo un poco mejores que las cenizas de madera: una pequeña señal en la savia, la frescura de las hojas, los brotes que en otro tiempo nacieron; pero, dondequiera que vemos cenizas de la madera, sabemos que en el pasado toda esa plenitud debió existir."

Portada Scenes of Clerical Life 1906
Editorial Mcamillan and Co
Fuente: Archive.org
El ejemplar que he leído es el de la Editorial Alba. Y me gustaría comentar la portada del libro. Personalmente no me gusta. Creo que no refleja lo que contiene en su interior y conduce a la confusión. No se trata de relatos religiosos, sino sociales. Estos podrían ser más estudiados por la sociología que por la teología. Hoy día estamos en un mundo bastante secularizado y una portada como ésta puede frenar a posibles lectores. Y más si se trata de un clásico, su estigma de antiguo frena a muchos a la aventura de leerlos. La portada no es atractiva.

Ahora sí, entendí la elección cuando me topé por casualidad con la edición de 1906 de la editorial Macmillan and Co. cuya portada os dejo al lado y que contiene unas ilustraciones estupendas de Hugh Thomson. Os dejo el link por si queréis echarles un vistazo: Scenes of Clerical Life. Esta inspiración me enfadó bastante, porque con todos mis respetos, creo que la editorial fue a lo fácil. Buscó inspiración en el pasado y copió, sin más. Sin pensar si la portada podría seducir a lectores del siglo XXI.

Imagino que mi pataleta, puede ser incomprendida por algunos. Pero es que nos guste o no, la portada es tremendamente importante para crear como mínimo curiosidad. Y esta portada no atrae lo más mínimo, es sosísima.

Aún así, la edición en su interior está muy cuidada y con información extra sobre la autora y el libro, cosa que siempre es un plus.

En resumen, ¿POR QUÉ DESPERTAR ESTE LIBRO?

Creo que Escenas de la vida parroquial contiene unas historias que aún desarrollándose en el siglo XIX son de tremenda actualidad. Los sentimientos y los problemas morales y sociales que nos narran estos relatos son los mismos que nos rodean hoy día. Además, las historias están muy bien escritas y con un punto de humor en ocasiones sarcástico que arranca una leve sonrisa. Y tiene un 'plus' conocer como era la sociedad del siglo XIX y el contexto religioso que vivían.

Más sobre la autora:

Fuente de la imagen y de la lectura:
Eliot, George (2013). Escenas de la vida parroquial. Barcelona: Alba Editorial.


https://adoptaunaautorablog.wordpress.com/

Comentarios

  1. De momento no me he estrenado con la autora aunque tengo Silar Marner esperando. Me apunto esta novela por si me cruzo con ella, me ha llamado la atención. Gracias por la reseña.

    Besos.

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  2. Uy, Lourdes, me gusta lo que nos cuentas de esta novela. Tomo buena nota de ella, pero para leerla en español, por supuesto. Besos.

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  3. Es muy interesante lo que cuentas, buena forma de viajar al pasado. La tendré en cuenta.
    Besos

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  4. hola! en este caso no hay excusa para no despertar el libro, es bellisimo y tu entrada espectacular. gracias por hacerla tan amena y simpática, saludosbuhos.

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  5. Wowww qué pedazo de reseña, enhorabuena, habrás tenido que sudar tinta ( y nunca mejor dicho) para escribir algo tan extenso. Qué interesante tu propuesta... Reconozco que en este caso ya solo la sinopsis me había llamado la atención.
    Me la anoto. No prometo leerla porque me gustaría tenerla entre las manos primero y ver qué sensación me provoca, como siempre, los libros nos eligen a nosotros y no al revés. Pero lo valoraré. A la wishlist de momento.
    Besos y gracias.

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  6. Vaya, me había perdido esta entrada y lo siento porque es muy buena. Menos mal que la he encontrado.
    Aún no he leído nada de la autora. Es una eterna pendiente. A ver si le pongo remedio a partir de tu adopción. Y esta obra podría se buena para empezar.
    Un beso.

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